Por qué copiar el management japonés podría bloquear a tus equipos

Por Humberto Alvarez Laverde

Muchas empresas latinoamericanas están intentado replicar los sistemas de gestión japoneses, convencidas de que metodologías como TPM, Kaizen, TPS o sus versiones americanas Lean o LSS resolverán sus problemas de productividad y mejora continua. Estos métodos está comprobado, son muy poderosos y útiles para mejorar las operaciones de negocio. Sin embargo, la implantación de estos métodos sin considerar el contexto de gestión de personas y tratar de imitar los modelos de management sin adaptación cultural, impide el logro de los resultados esperados. Los equipos que implantan las herramientas de mejora, se enfrentan a la falta de compromiso de las personas, a la escasa cooperación entre áreas, al débil apoyo de la alta dirección y a un sistema de gestión centrado en el mando y control, a menudo sostenido por la emoción del miedo.

En este contexto, algunas organizaciones creen que la solución perfecta es aplicar los sistemas de management japoneses tal cual. Sin embargo, intentar trasladar estas metodologías sin comprender sus fundamentos y sin adaptarlas a la realidad latinoamericana puede generar más problemas que beneficios. Las jerarquías rígidas, la obediencia excesiva, el sacrificio personal y el ritualismo cultural chocan con nuestra cultura laboral, provocando desmotivación, estrés y resistencia al cambio. La eficiencia prometida se pierde cuando el sistema no encaja con las expectativas, valores y dinámicas locales.

Frente a estas limitaciones, surgió hace unos años la propuesta de un enfoque diferente y probado: la Gestión Excelente. Inspirada en la obra del profesor J.A. Pérez López, del IESE Business School y Harvard Business School, quien desarrolló la Teoría de la Acción Humana, esta perspectiva plantea que la acción humana responsable y la confianza son la base de organizaciones efectivas y sostenibles. Para Pérez López, la eficacia en la gestión surge cuando las acciones están coordinadas, basadas en compromisos claros y sostenidas por confianza y aprendizaje continuo.

La Gestión Excelente incorpora además los aportes de Rafael Echeverría, quien destaca que el management más eficiente se construye sobre la emoción de la confianza, fundamento esencial de la autonomía responsable que caracteriza a buena parte de los sistemas operativos japoneses. Esta confianza se desarrolla mediante procesos estructurados de conversaciones, siguiendo la metodología propuesta por Fernando Flores en Empresas para una nueva era.

Este enfoque permite que cada acción se transforme en una oportunidad de aprendizaje, desarrollando la capacidad de adaptación y resiliencia de la organización. No se trata de imitar jerarquías ni rituales extranjeros, sino de construir un management humano, flexible y eficaz, capaz de desbloquear el potencial de las personas y los procesos.

La Gestión Excelente se ha implantado con éxito en numerosas organizaciones no solo en Latinoamérica, sino también en Europa y Estados Unidos. En entornos donde la mejora continua se estanca por falta de gestión efectiva, este modelo ofrece un camino probado para transformar la cultura organizacional y generar valor real y sostenible. Es un enfoque moderno, adaptable y universal, diseñado para empresas que buscan resultados tangibles sin depender de la ortodoxia de modelos extranjeros.

Posdata

Conservo este ejemplar del primer best seller publicado hace 45 años que abordó el tema de la adaptación del management japonés a occidente. En el mundo académico ha existido desde esos años el interés sobre el tema, ya que es como un espejo, que permite comparar cómo funcionan las empresas japonesas, frente a las occidentales.  Hasta las recientes publicaciones continúan sugiriendo la existencia de un elevado nivel de dificultad de implantar estos sistemas de gestión de personas, más no las técnicas de mejora que hoy son de amplia utilización en el mundo.

Humberto Alvarez Laverde

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