El primer punto sobre el cual debemos poner especial énfasis, es que nada ocurre en
la sociedad sin el lenguaje. El profesor Robert Dunham (1993) nos sugiere la siguiente premisa:
“El origen de todo resultado positivo o negativo, son las conversaciones que tenemos en forma efectiva,
inefectiva o que no tenemos“.
La visión general de las empresas como una red de conversaciones, fue propuesta por primera vez por Fernando Flores
(1996) como resultado de un intenso trabajo de investigación en la Universidad de Berkely. El Dr. Flores ofrece una
distinción entre las organizaciones tradicionales mostradas en un organigrama constituidas por funciones, ligadas
entre sí mediante líneas de autoridad y situadas en diferentes niveles jerárquicos, comparada con la organización
entendida como una red de conversaciones. El Dr. Flores reemplaza las líneas de relación
jerárquicas por representaciones de los compromisos lingüísticos recurrentes. Este es el punto de partida de un nuevo sistema de
management fundamentado en las peticiones, ofertas, promesas, declaraciones y afirmaciones, todas estas, sustentadas a través de prácticas conversacionales.
Hasta fecha, el trabajo más importante para coordinar a las personas y
los procesos, se ha desarrollado a partir de las tradiciones de la ingeniería industrial y la tecnología
de la información. La tecnología actual ha permitido avances
significativos en velocidad y cantidad de la información necesaria para el trabajo, facilitando la entrega
ágil de materiales y datos a las personas apropiadas y en el momento adecuado. Pero la entrega de la información
a través de sofisticados sistemas informáticos, no necesariamente garantiza la existencia de un elevado compromiso y de una impecable
coordinación entre personas para realizar los trabajos.
La coordinación efectiva a través de conversaciones, es esencial para el éxito de cualquier organización o ámbito familiar.
Una deficiente coordinación pone en peligro los compromisos de negocios importantes, tanto dentro como fuera de la empresa.
Buena parte de la solución a esta situación está en aprender y practicar nuevas formas de coordinación a través del lenguaje
y su uso en conversaciones estructuradas, para que los procesos de trabajo fluyan armónicamente como si se tratará
de una obra interpretada por una orquesta sinfónica bajo la batuta del director.
Habitualmente los directivos intervienen o modifican las acciones con el propósito de
mejorar los resultados. Este "loop" se puede repetir numerosas veces, generando insatisfacciones con los resultados alcanzados.
La Anatomía para la acción, una idea originalmente propuesta por Bob Dunham, ofrece un punto de vista nuevo sobre cómo lograr
resultados extraordinarios, considerando que estos dependen significativamente del compromiso personal de cada uno de los ejecutores
y este compromiso, se logra empleando prácticas conversacionales específicas.
Un factor esencial en el buen funcionamiento de la Anatomía de la Acción es el manejo de los "quiebres".
Un "quiebre" es una situación que tiene el potencial de poner en riesgo un resultado esperado.
Los líderes, se deben anticipar a estos eventos y encargarse de los "quiebres", para cumplir efectivamente
con los compromisos pactados.
En la vida y en la organización, los quiebres son comunes en las acciones que cuidan de resultados,
en la coordinación de equipos, desarrollo de proyectos o en iniciativas nuevas. Apsoluti ayuda a mejorar la gestión efectiva de
los "quiebres" desarrollando competencias conversacionales para los líderes de su organización.